lunes, 15 de abril de 2013

La Otra Caja de Música en el Festival Centro 2013… una parte


Sabía que el Festival Centro abriría con una bonita jornada, el “Día Radiónica”; por cuestiones económicas y de logística, me quedé sin boletas para el festival pero las manillas que daba esta emisora eran pases gratuitos para los oyentes. Sin embargo, había un lío.
El lío: yo trabajo al otro lado de la ciudad, nunca pude coordinar tiempos para poder acercarme a las instalaciones de la RTVC en la capital colombiana. Me sentía perdida, quería ir y era en serio.

Era la primera vez que asistiría a un Festival Centro. De 3 años para acá desde hace tres años estoy sumergiéndome en el mood de toques, conciertos y presentaciones, lo estoy adoptando poco a poco como mi estilo de vida, era algo que por diversas circunstancias nunca podía terminar de concretar pero este año empezaba con una oportunidad más de disfrutar de días llenos de música, mi pasión.

La inquietud.
Pensé en mil posibilidades para conseguir la entrada hasta que un gran amigo me devolvió la esperanza con un “tal vez te consiga  una, pero es una entrada sencilla”. Yo estaba más que feliz con la posibilidad y no necesitaba otra entrada, por lo visto nadie me acompañaba me iba a acompañar en el empeño y la urgencia de presenciar los tres shows que tendrían lugar ese día: Diamante Eléctrico, Los Petit Fellas y Árbol de Ojos, los tres colombianos, talentos de la casa, sorpresas de las buenas en la escena musical emergente.

La felicidá
Un día antes me entero de que tengo la manilla y soy feliz de verdad; ese día, antes del evento, voy a la Revista Shock por la manilla para el día miércoles; el día que primero agotó los abonos, era el día en el que se presentarían Los Bunkers (Chile), otra banda que deseaba en serio ver. La Revista Shock obsequió algunas manillas vía Twitter y yo gané la mía. Estaba feliz, ya tenía dos días asegurados y la semana pintaba bonita.

Llegó el martes esperado, trabajé con mucho ánimo, salí y me dormí en un colectivo que decía “Germania” en el aviso. El camino se me hizo interminable por esa carrera Séptima, quería llegar cuanto antes, tenía más de un motivo para desear  llegar; con un papelito busqué la dirección de la fundación Gilberto Alzate Avendaño, hacía dos años que no iba por allá y no tenía idea. Llegué, hice una llamada y vi al autor de mi felicidad de ese día, me alegró (mucho) verlo y me alegró su abrazo y su regalo, era mi manilla.

La hora
Saludé amigos, nuevos y de hace rato, todas las mismas caras que de un tiempo para acá he visto en los toques y festivales, saludos que me llenan de felicidad, gente de autoridad, gente que admiro, caras desconocidas, expectantes, todos sabíamos a lo que íbamos y yo seguí feliz, con la misma expectativa de un niño a punto de entrar a una juguetería, no sabría explicarlo. Todas esas cosas se me volvieron causa de felicidad, como alimento, son  formas de sentirme más cerca de lo que era o de lo que soy, ya ni sé.

Diamante Eléctrico
Entré al auditorio, me ubique en la tercera fila, estudié los ángulos, quería ver las bandas de cerca y en una panorámica perfecta, no quería perderme de nada. Salieron Los Diamante Eléctrico, y estallaron con ese rock and roll fuerte y burbujeante, llenaron el lugar, esas ondas lo llenaban todo, como siempre hacen cuando tocan y sueltan esa pasión en cada compás.

Diamante Eléctrico: Izquierda: Daniel Álvarez (guitarra), Centro: Juan Galeano (frontman/bajo) Dereha: Andee Zeta (Batería)


Sonó una canción tras otra, yo bailaba en la silla, miraba con detalle, vibraba, me sorprendía, como si fuera la primera vez que los viera; y sí, cada vez que los veo (porque sigo de cerca esta banda por motivos de la vida, de la amistad y de los grandes afectos) era  efectivamente la primera vez que los veía, siempre son una banda nueva para mí, cada vez los veo más poderosos y claros, fuertes. Todos bailábamos en las sillas, aplaudíamos, yo miraba para atrás para ver las caras de los asistentes, nadie quitaba la mirada del escenario:

“Somos el Diamante Eléctrico, somos una banda relativamente nueva, pero hace rato estamos en la calle, en la música y estas son nuestras historias” –Dejó bien claro Juan Galeano, el frontman de esta banda, que huyó de todo para hacer un rock valiente, rebelde y atrevido, con alma y esencia. Fuerte.

Esa tarde, no tener Smartphone valió la pena, si de no quitarle de encima los ojos a ese Diamante se trataba. No importaba: finalmente ya venía deslumbrada con ese gran brillo.

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