jueves, 14 de junio de 2012

RESPUESTAS

Desde la mañana de ayer todo se desencadenó bajo una premisa: "A veces las respuestas a las oraciones vienen en forma de canciones". Así lo sentí.

Con el permiso de quienes no pueden sostener una creencia espiritual y con la atención de quienes de una manera u otra han sentido en sus vidas aquella influencia (mucho más) que nos mueve desde la inspiración hasta la convicción de una realidad espiritual que nos sostiene a todos en el universo en donde no hay cabida para las casualidades; me permito compartir con los lectores de La Otra Caja de Música la manera en como llegó esta canción a mi.

Me acosté en la madrugada con preguntas que no quería responder y a las que tampoco quería buscar respuesta (porque en el fondo no las necesitaba), una flama a punto de apagarse por el cansancio y una emoción que no logro describir con una palabra. Una emoción hecha de muchas cargas, muchos recuerdos, mucho aire atrapado entre el pecho y la espalda, algunas (?) lágrimas, mucha ingenuidad mal enfocada, destellos de madurez que siguen llegando, un poco de negación, el dolor en partes de tu corazón que no sabías que existían y más preguntas, un poco de culpa. Un amigo que desde el otro lado del río te anima, un cuento con olor a café y Otro amigo que en silencio, a tu lado, en la misma habitación, más cerca que la yugular, espera a que le cuentes todo y que dejes salir las palabras que temes volver a pronunciar. Una plegaria inspirada desde lo más profundo de su  escencia. Dormir.

No recuerdo haber soñado, menos mal, porque no era conveniente recordar ni los sueños; despertar débil de aire, mirarme al espejo y percatarme de la fortuna de los ojos sin hinchazón. Una ducha, un atuendo ágilmente elegido contra reloj, encomendar el día en otra plegaria, respirar y salir a desayunar.

Un taxi, cero trancones, muchas sonrisas y un refugio. El computador encendido, correos, revisión de tareas, confirmar citas, cosas de producción y una pausa para la página de inicio en donde un amigo no cercano, no lejano comparte con audacia la más inesperada, familiar e irreconocible de las canciones en su perfil. La voz la reconozco, esa alma es cercana, esos compases y esa lírica cercana. "Silence"... así se llamaba, suspiro y a reproducirla se ha dicho.

Los audífonos la presentan en exclusiva para mi y las rimas con la guitarra que acompaña fluyen como medicina en los oídos y llegan al pecho, liberando el aire y la inquietud. 

Miren, así le suene a puro discurso cursi, eso fue lo que me pasó y no lo puedo explicar más... 


Busco la letra para percatarme de haber comprendido con mi inglés intermedio a cabalidad el mensaje y me encuentro con "Yih'yu l'ratzón Imrei fi V'hegyon Libi fanecha l', Adonai Tzuri Yih'yu l'ratzón Imrei fi V'hegyon Libi fanecha l', Adonai Tzuri *" lo tuiteo y Federico es el único que al parecer lo nota en el TL, el arameo o el hebreo se traducen a un salmo, luego seguida de unas estrofas inspiradas con aroma a reggae, la letra que solo  el joven judío nacido en West Chester, Pensilvania, que hace beat box, nominado a un Grammy, podía cantar.

Dicen que cuando se pasa por algo importante, todas las canciones parecen para uno. Pero en este caso, después de huirle a todas las canciones, solo una era para mi, era mia, no tenía respuestas, decía lo que yo quería decir, esa es una respuesta... claro. Y las otras vendrían poco a poco sin buscarlas. Así de simple. 


Reconocí de nuevo la paz (y todo lo bueno que suele acompañarla), no de lejos... de cerca esta vez. Como combustible para quemar adecuadamente el resto del día. 

"A veces las respuestas a las oraciones vienen en forma de canciones". Así lo sentí. Así viví un día más el poder de la música, Su poder.



@andreincolombia en Twitter