lunes, 14 de octubre de 2013

SOBRE UNA TARDE Y LOS PETITFELLAS.

(Escrito el 15 de agosto de 2013)

Solo fue necesario llegar al estado en el que me encontré la semana pasada  desde el jueves hasta el viernes para reconocer mi necesidad de fortaleza, venía de un fin de semana divertido, no me quejo, precedido de un viernes reconfortante cerrado con música y con encuentros que al recordar aún me hacen sonreír. 

El jueves en medio de una de las tardes más tormentosas (por cuestiones de salud) que he vivido desde hace mucho, me conecté a un hangout con una de las bandas que tienen mis afectos, admiración y cariño: Los PetitFellas; yo soy de muchas admiraciones, pero de pocos afectos y más en cuestión de música. Con ellos no tengo dudas al respecto.

Busqué aliento en una oración y en la música, como siempre. Busqué música que me reconfortara, que me fortaleciera, no quería estruendo, quería aliento. Supe que tenía que escucharlos a ellos.  Recordé que tenía pendiente un post, lo había prometido, pero no era el compromiso lo que me movía, era la emoción y una tensión inquietante, como la que la música me despierta, es un lugar común e irrepetible para mi. Tuve un flashback y recordé cómo supe de ellos.

Foto: festivalcentro.org 


Con Los Petit me enganché instantáneamente, los escuché por primera vez en un "youtubazo" que alguien me pasó alguna vez, luego leí una reseña que escribió Alejandro Marín sobre ellos (quedé inquieta), después los escuché en Radiónica, me gustaron, y luego los vi por primera vez en vivo en el Festival Centro del 2013, me cautivaron.

Cada vez que escucho mi canción favorita de Los Petit me acuerdo del primer tuit que les escribí hace meses, fue algo como "Uno debería escuchar El Club de La Resistencia de @LosPetitFellas cada mañana antes de salir de casa." Lo dije en serio, como todo lo que tuiteo, así a veces tuitee en broma, cuando trino siempre digo la verdad (aunque a veces me gane enemistades) cuando hablo de lo que la música hace en mí siempre siempre lo digo de una manera honesta, hasta rayo en la ingenuidad y en exponerme vergonzosamente. Bueno, eso no me pasa solo en twitter y quienes me leen/conocen lo saben.

La verdad es que cuando escuché por primera vez esa canción fue en You Tube, era como cuando hablan que "esa canción decía lo que vivo", así creo que pasa cuando la música está hecha para uno, cuando la inspiración vino al mundo solo para que uno recobrara la fe, por un riff de guitarra poderoso, por un acorde de piano que acaricia o por una lírica que describa la realidad que casi nadie conoce sobre uno, ese algo que hace que uno se apropie de algo que en realidad es de cientos o miles, así es la música, llega, toca, se instala o se va, pero siempre hace algo.  Eso libera y eso fue lo que pasó el día que escuché esa canción de los Petit, no mentiré, no fue amor a primera oída, pero si fue amor a primera vista.

El primer día del Festival Centro en si fue un día lleno de cosas que no puedo contar acá, de sonrisas, de suspiros, un día ingenuo, pedí permiso en mi trabajo de esos días solo para estar a tiempo, recibir mi pase (...) y disfrutar de la jornada, vi la primera banda, seguían Los Petit y desde que comenzaron a  tocar no pude parpadear ni cerrar la boca, solo para sonreír.

A veces uno se enamora del sonido, pero no nos hagamos, a veces uno se enamora de lo que eso le hace sentir a uno... Pocas veces en mi vida he visto la magia que hay en un escenario como la de ellos, entre ellos y que despiden hacia el público, es una cosa que no puedo explicar, no puedo explicarlo porque no fui una simple espectadora, estaba metida en medio de esa atmósfera y no me quería mover, solo quería seguir sonriendo mientras los veía hacer su magia.

¿Cómo algo puede ser genuinamente tierno, poderoso, honesto, romántico y sexy a la vez? Eso me lo pregunto desde esa tarde, me lo pregunto cada vez que voy a una presentación de Los Petit

Cada vez que voy a un show de cualquier banda, me tomo un par de minutos de vez en cuando para girar la cabeza y mirar las caras de los asistentes, lo que me pasa siempre en las presentaciones de Los Petit es que el 92% sonríe y el 8% restante hacen cara de "no me joda, estos manes tocan mucho". Bueno, no falta la insipidez en el aforo, el que nos sabe a que fue o que se pone a charlar o a hablar por teléfono a gritos, pero ese es el 0.00001%. Las sonrisas siempre están a la orden, eso quiero dejarlo claro... Cada presentación que tengo el placer de disfrutar está llena de una audiencia expectante, que cada vez aumenta, una audiencia que crece como su fama, que los recuerda cada vez que ven el reloj a las 11:50 P.M.

Una recarga de energía cada vez que escuchas la música de alguien, eso es valioso, música que no te llene de odio, que no alimente tu resentimiento, que no abra las heridas del pasado, música que no está llena de quejas, música que empodera, que sana, que te hace sonreír, que te hace creen en que encontrarás "Un Lugar" música que te despierta las ganas de besar. Eso es lo que ellos hacen, y de eso acá no hay mucho. No se confunda lector, no le hablo de los ositos cariñositos, le hablo de letras adultas, angustiantes, sensuales (mucho), reales,  con sus tintes de ira y  desengaño, pero música que deja ver más bonito el lado iluminado de la luna, que embellece su lado oscuro.

Todos y cada uno de sus integrantes sabe muy bien lo que hace, dispara a matar mientras parece que mueren en un estado de pacífica concentración, llenos de método hacen soul, jazz, funk, blues, hip hop con una guitarra contundente que conecta los oídos con el corazón, tienen una voz que habla claro, que transforma las ideas y los recuerdos. Yo doy fe de eso.

Pueden llevar un estilo con olor a calle y llevarlo a un teatro, logran crear placenteros y refrescantes flashback colectivos, mover emociones. ¿Acaso tienen tanto poder para teletransportarnos a ese lugar con el que soñamos cada día? Si, lo tienen.

Ya sea que le guste pelear, huír, ser indiferente, aferrarse a la nostalgia, racionalizarlo todo, esta puede ser una buena banda sonora. Seguro los Petit le darán una buena banda sonora a alguna de sus propias historias. Todos tenemos historias que necesitan música, ya sea para ambientarlas o para olvidarlas. Necesitamos música porque si, porque es indispensable y urgente; el exceso de azúcar me enferma, pero creo que ya sé lo que necesitaba.

Andre.


1 comentario:

  1. Andrea, me encanta tu forma de escribir y sobretodo comparto tu gusto por esta banda... Tengo un magazine digital y quisiera compartir este texto en él www.sonidoperla.com cómo puedo comunicarme contigo??? mi correo es angela@sonidoperla.com

    ResponderEliminar