(Publicado el 14 de junio de 2013 en www.laotracajademusica.com)
No alcanzamos a imaginar las
impresiones que alcanzan a dejar en uno los instantes en la línea de tiempo de
lo que hemos recorrido de la vida. Esa noche acababa algo por motivos que no
sabemos o que suponemos y mientras tanto, otra cosa comenzaba.
No alcanzamos a dimensionar la
manera en cómo nos conectamos con las personas. Muchos, un año después
recordamos con cariño especial y un romanticismo curioso la culminación de un
tiempo que se hizo parte de nuestras noches, en la ciudad, en otra ciudad, en
otro país, oficinas, la silla de un bus, la sala de la casa, el radio de la
cocina, los bafles del computador… los escenarios pudieron haber sido muchos,
pero todos éramos parte de la misma escena cada día de lunes a jueves.
Yo tenía más de un motivo para
recordar ese día. Llevaba un par de semanas presintiendo la llegada de una
fecha importante hasta que caí en cuenta, eran dos ocasiones memorables para
mi. Y por separado, me di a la tarea de recordársela en mi estilo y de modo
particular a las dos personas implicadas.
El 14 de junio de 2012 Juan
Galeano me contaba del nacimiento de Diamante Eléctrico, su nuevo proyecto
musical, no solo eso… sino la historia de cómo llegó el momento del parto de
una nueva era para su música, para él. Esa misma noche, a unas pocas calles, en
Todelar, terminaba X360. El recorrido en un bus que tenía sintonizada la X esa
noche y después de llegar a casa con una de las más grandes sonrisas que he
tenido pintadas en mi cara, me dispuse para seguir conectada por el radio FM de
un celular “flechita” que me había acompañado durante el último año y medio y
que al mismo tiempo me había hecho más sencilla la labor de escuchar mi
programa de radio favorito cada noche. Antes de eso, había comprado radios
miniatura en la calle, en alguna cacharrería, me había conectado desde las
oficinas de mis últimos trabajos por internet, con la problemática página de La
X de esos primeros días en los que adquirí el hábito de escuchar el programa.
De la manera que fuera tenía que escuchar cada noche lo que percibía como una
suerte de “radio educativa”, una radio rebelde, distinta, fluorescente,
inspiradora y llena de pasión, que me reparaba y cerraba las jornadas de clases
de universidad.
Conocer bandas, informarse de
primera mano, entendiendo glosarios de la industria musical y del
entretenimiento, lanzamientos mundiales, aprendiendo a entrenar los oídos,
diferenciando tendencias, enamorándonos más de los géneros, de RiRi, de los
discos completos y sin interrupciones en la segunda hora del programa, afianzando
adicciones sonoras y sensoriales. Alegrándonos porque sonó en la radio una
canción que nos gustaba.
No alcanzamos a entender cómo,
sin esperarlo, hace amigos de verdad en una cadena interminable de comentarios
en un status de Facebook que podía decir algo como: “¡Buenas noches,
bienvenidos a X360! ¿Quiénes están a bordo?” Ahí nos conocimos muchos, nos
reímos, nos corregíamos las trivias de los artistas, compartíamos gustos y
amores platónicos musicales, pedíamos canciones.
La Rouge, Hannutas, Helen,
Diemato, CamiKeaneLP, Julie Marianne, Cherry, Rage, Kristel, Tata, solo por
mencionar algunos… amigos, hermanos, colegas de música y colegas de periodismo,
parceros que conservo hasta hoy. ¿Cómo sucedió esto? Las vueltas de la vida,
algún concierto, un viaje, las fiestas, hicieron
que nos viéramos las caras que apenas reconocíamos por los avatares de twitter
o las fotos de perfil de Facebook; así como cuando vi por primera vez a
Alejandro frente a frente en la primera Forever (antes de la #ForeverAlone) en
La Puerta Grande (donde cantó Eliza Dolittle) y él pensaba que yo me quería
tomar una foto después de esperar mi turno en una fila de admiradores y yo solo
le dije, “no, no quiero una foto, solo vine a presentarme, mucho gusto, yo soy
andreincolombia” Solo quería expresarle de manera sencilla mi respeto y
admiración, un cariño fraterno. Y finalmente si nos tomaron una foto que no
pedimos. Así con todos los amigos que las noches de radioescucha me regalaron,
ustedes saben quiénes son. ¿Cómo hacemos para desatar esos lazos bonitos
tejidos y anudados con música escuchada a tan alto volumen? Es imposible y hoy
lo confirmo.
A Juan Galeano lo escuché por
primera vez en La X, como una de esas brillantes recomendaciones de Alejandro, escuché
al Peregrino y me llevó a conocer en el camino a mi amigo. Esa misma noche, en
La Puerta Grande lo vi tocar en vivo por primera vez, porque por un ensayo al
que yo no pude faltar no me fue posible ir al lanzamiento de su disco como solista.
Pero esa noche en la Puerta, se tocó un acústico, me sonó fuerte, contundente,
desgarrador, lleno de nobleza y amor; como hasta hoy. Mi respeto por él se
afianzó y comenzó a crecer, manteniéndose. El rock and roll es un lenguaje, las
canciones nos unen y nos sanan, nos conectaron. Hoy él es más fuerte, brilla
como un diamante y no dejará de hacerlo. Lo admiro y está en mi corazón. Esa
noche del 14 de julio me hice fan del Diamante Eléctrico por conocimiento y por
convicción. Una noche inolvidable.
No alcanzamos a imaginar todo lo
que se puede dar en una fecha, dos eventos singulares y especiales cada uno a
su modo e intensidad propios; pasan los
días, las noches, los suspiros que nos arrancan las imágenes mentales de los
recuerdos que vuelven con una canción, con una voz; la velocidad de los latidos
del corazón que se incrementa con una canción que nos haga bailar sin pena, que
nos saque de nuestras cabezas, que nos haga virtuosos de al air guitar y sentir
montados en una nave. Estar abordo.
Pasaron las semanas, los meses y
hoy se cumple un año que muchos añoramos, de alguna manera lamentamos, pero que
en el fondo es un motivo de celebración. Celebramos una experiencia, la radio,
la música, los disc jockeys como UribeDj apasionados que inspiraron en llave
con Alejo una nueva generación que se enamoró de la radio, cada quién a su
manera, como oyentes, como músicos, como periodistas, como melómanos.
Los dos eventos de mi noche del
14 de junio de 2012 siguieron su caudal, el inicio del Diamante, después de más
que notables pasos en la escena local, desembocará en unos días en el
lanzamiento de un impecable disco de rock and roll como el que no se hace acá,
oportuno, de buena cepa, “old fashioned”, apetitoso y brillante, real. Por su
parte, el final de X360 nos ha traído al día de hoy, un recorrido de nuevas
experiencias de radio, nueva música, nuevos sonidos, nuevas voces que tienen la
música y acompañan las rutinas diarias de una nación, cerradas cada tarde con
un esperado Último Disc Jockey, que no nos abandona.
Gracias Alejandro. Cada #abordo de esos días, cada tweet, cada
saludo desinteresado como hoy lo llamamos, son pequeñas pero sinceras maneras
de expresarte nuestra gratitud por momentos inolvidables de compañía, de
locura, de euforia. Y digo “nuestra” porque me hice parte de esa nación de más
música de la que hoy nos sentimos ciudadanos, porque ahí crecimos en nuestro
corazón; nosotros, los de esos días, los que se han unido con el tiempo, muchos,
todos.
Hoy celebramos una radio bonita,
cool, para niños oyentes, para los conocedores, para los que estamos
aprendiendo, la que uno quiere escuchar sintonizada en el taxi, hecha con amor,
bien hecha, potecudita, inspiradora. Hoy nos suena la voz del reverendo Matin
Luther King en la entrada de X360 en medio de la estridencia de 'Witchcraft' de Pendulum. Nos suena tu voz,
tu locura y tu pasión. Gracias por todo eso y más.
Dios te bendiga.
Andreincolombia.